martes, 6 de marzo de 2012

¿Animal ≠ Humano?

No siento dolor, tampoco rabia ni odio ni resentimiento. Es curioso porque esos tres sentimientos me han acompañado desde que era un niño, engendrados por las palizas de mi madre, y la indiferencia de mi padre.

Borré de mi interior cualquier rastro de humanidad, me convertí en una fiera, perseguí con ansia el poder y recorrí de su mano un camino de muerte y sufrimiento. Las mujeres me temían, y los hombres se metían entre las sábanas de mi cama.

Poder, riqueza, fama. Conseguí todo lo que había deseado y sin embargo me sentía muerto. Sí, estaba muerto. Para darme cuenta bastó sólo una mirada, una mirada que giró mi vida 180 grados. Ellas me miraron de una forma diferente, vieron que dentro de la fiera todavía existía un poquito de humanidad. Ellas me trajeron de nuevo a la vida, me dieron el cariño que siempre había necesitado, fueron mi razón para sobrevivir, para dejarlo todo atrás, y querer empezar de nuevo.

Me arrepiento de muchas cosas, pero no cambiaría por nada del mundo un último amanecer al lado de ellas.

Si este es el precio que debo de pagar por haberlas amado, no hay nada en toda mi vida que me haya salido más barato.

No siento dolor, sólo quiero quedarme así para siempre, en sus brazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario